La frase “Se acabó la recesión” -retuiteada varias veces por Javier Milei– parece ser el nuevo eslogan del gobierno: acompaña cada informe sectorial, cada reporte analítico o dato económico positivo que esté vinculado con la actividad económica.
Se ha visto este entusiasmo tanto en el EMAE y el índice de producción industrial -que vienen marcando subas intermensuales- como en el último dato de ventas minoristas pymes que mide la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) que en octubre registró la primera suba interanual desde que asumió Milei.
Hay, sin embargo, un dato que también es un síntoma de la recuperación de la actividad comercial y que aparece algo opacado: la evolución del IVA en términos mensuales. La recaudación de octubre acaba de mostrar un incremento de ese impuesto -el que recauda la DGI, sin considerar el IVA que se cobra en la Aduana- por 6,5% nominal. Es decir, el doble del ritmo al que está avanzando la inflación.
Los más entusiastas ya se refieren a este dato como el final del bajón consumista, dado que implica una recaudación del IVA equivalente al momento en que el llamado “Plan Platita” le ponía anabólicos a la actividad comercial, en tiempos de Sergio Massa al frente de la conducción económica. “Significa que el gobierno no sólo estabilizó la macro sino que encendió la locomotora del consumo también”, celebró el empresario Antonio Aracre, ex asesor de Alberto Fernández y actualmente uno de los defensores del programa de Milei.
Habitualmente se informa la recaudación impositiva en comparación con lo que ingresaba hace un año. Y, al cotejar esos datos, lo que se venía observando era una caída del IVA, algo que solía interpretarse como una prueba de la persistencia de la recesión.
Pero los economistas hacían una advertencia: el año pasado fue excepcional, porque se dio el fenómeno de stockeo -también conocido como “consumo defensivo”- en el que tanto los consumidores como los comerciantes acumulaban mercadería no por una necesidad inmediata sino por el temor a un evento traumático post electoral, como una devaluación o un pico inflacionario -algo que, efectivamente, terminó ocurriendo-. Fue por eso que, por ejemplo, en septiembre pasado el IVA había tenido una caída interanual del 14%.
Para tener una visión más clara, mientras en septiembre del año pasado el IVA comercial aportaba un 23% de la recaudación total, en septiembre de este año esa cuota había descendido a 20%.
El IVA acompaña la suba salarial
Ahora, en cambio, hay indicios de un cambio de tendencia. El IVA recaudado en octubre no tuvo variaciones respecto del de hace un año. En otras palabras, la comparación de recaudación ya se empieza a parecer a las de los momentos de las compras compulsivas provocadas por el pánico inflacionario. Y esto hace que los expertos esperen un incremento para los próximos meses, cuando la comparación se haga contra meses de consumo “normal”.
Así, la recaudación recuperó el nivel de recaudación de hace un año en términos reales. Y su aporte en el total ingresado al ARCA -el organismo que sustituyó a la AFIP– es de 22%.
La tendencia para los próximos meses es que el peso relativo del IVA siga aumentando además por un motivo técnico, dado que en la comparación contra el año pasado se medirá contra momentos en que se efectuaron prórrogas de vencimientos en el marco de los acuerdos de precios del gobierno anterior.
Pero lo más relevante en este momento es que su ritmo de crecimiento mensual supera a los registros del IPC. Es un dato que parece confirmar el argumento oficial de que el salario está ganándole a la inflación y que, por eso, el consumo está en recuperación.
Según los datos de variación del ingreso que publica el Indec, el salario empezó a ganarle al IPC en abril: en el período abril-agosto subió un 44% nominal contra una inflación del 29%, lo que implica una suba del 11% real. Claro que esa cifra es un promedio, porque hay diferencias importantes entre los asalariados registrados y los trabajadores informales, así como entre los del sector privado y del público.
Compensando los factores negativos
Lo cierto es que el IVA mostró una tendencia a acelerar su recaudación, justo en un momento en el que otros rubros marcaron bajas, ya sea por motivos estacionales o regulatorios.
La caída más fuerte en la recaudación no fue una sorpresa: el impuesto PAIS -que tuvo una reducción de 10 puntos en la alícuota a partir de septiembre- se desplomó un 9% en un mes. De esa manera, aportó apenas un 3% de la recaudación total, un volumen muy lejano al de su momento de esplendor, a inicios de año, cuando había significado un 9% de la caja de la AFIP y motivaba disputas entre la Casa Rosada y los gobernadores provinciales, que reclamaban la coparticipación de ese tributo.
En compensación, las retenciones a la exportación tuvieron una suba importante: un 6,7% intermensual, algo que llama la atención no sólo por el hecho de que duplica la tasa de inflación, sino, sobre todo, porque ocurre en un mes en el que típicamente hay un bajo nivel de exportaciones agrícolas.
Pero este año fue excepcional en ese sentido, como prueba el hecho de que las liquidaciones de soja se mantuvieron en niveles altos, al punto que el Banco Central pudo comprar u$s1.648 millones para reforzar las reservas.
El otro factor que compensó la caída del impuesto PAIS fue el ingreso extraordinario por regularización de activos -es decir, el impacto fiscal del blanqueo de capitales– aportó un 1,9% del total de la recaudación del mes.
Señales positivas en la seguridad social
Además del IVA, hay otro indicador clásico que confirma una recuperación de la economía, al menos en el ámbito del trabajo registrado: sigue aumentando en términos reales la recaudación de tributos vinculados a la seguridad social.
Contra el año pasado, subió un 9% en términos reales. Y en la comparación nominal mes a mes, está aumentando a un ritmo de 6%, es decir el doble de la inflación.
En este caso se hubo dos motivos que posibilitaron el aumento de la recaudación. Uno es de tipo regulatorio –el acceso a la moratoria por estos tributos- mientras que el otro está ligado a la suba de los salarios en el sector registrado.
¿Qué cabe esperar para los próximos meses? .Las consultoras económicas prevén que, hasta fin de año, siga en términos similares Habrá factores negativos, como la disminución en el aporte de las retenciones a la exportación y del impuesto PAIS, que se compensarán con las subas en la recaudación de Ganancias -por efecto de la reforma votada en junio, que reincorpora a la mayoría de los asalariados que habían quedado exentos-.
Para la consultora LCG, la recaudación terminaría este año en torno a $132 billones, lo que implica todavía una caída interanual de 4% en términos reales. De todas formas, esta proyección no tiene en cuenta el ingreso extraordinario proveniente del blanqueo.
En todo caso, hay un relativo consenso en el sentido de que este nivel de recaudación le permitirá al gobierno terminar el año cumpliendo su objetivo de superávit fiscal. En cambio, hay muchas más dudas respecto del año próximo, dado que desaparecerá el impuesto PAIS -que todavía hoy tiene una alícuota del 7,5% para las importaciones- y no parece claro que esa pérdida en la recaudación pueda ser compensada por un incremento en el nivel de actividad.
De momento, el gobierno hace hincapié en transmitir optimismo ante cada dato sectorial positivo. Y, de todos ellos, el IVA recaudado por la DGI es uno de los más importantes por su vínculo directo con el consumo y, por consiguiente, con el humor social.