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El carry trade funciona en junio pero el mercado advierte en qué mes puede complicarse la maniobra con el dólar

Desde que el Gobierno desactivó el crawling peg y formalizó un esquema de flotación administrada, el tipo de cambio dejó de moverse bajo una regla explícita. En la práctica, el BCRA sigue marcando la cancha: no hay bandas oficiales, pero sí intervenciones concretas si el dólar sube por encima de los $1.400 o cae por debajo de los $1.000.

En este nuevo régimen, el carry trade —la estrategia de invertir en pesos para luego dolarizarse aprovechando la diferencia entre tasas de interés y tipo de cambio— sigue vigente. Y no solo para los inversores sofisticados que operan bonos, sino también para el público general que accede a billeteras virtuales como Ualá o Naranja X.

El atractivo del carry está en que, mientras el dólar se mantenga estable, las tasas en pesos generan ganancias reales y en moneda dura. Pero el margen de error se achicó: un salto abrupto del MEP puede licuar las ganancias en cuestión de días.

Bonos en pesos: cuánto rinden y hasta qué dólar resisten

Un análisis de sensibilidad muestra que los bonos a tasa fija en pesos, con vencimiento entre 2025 y 2026, ofrecen rendimientos elevados en dólares incluso ante una devaluación moderada. La clave está en elegir vencimientos adecuados y calcular el “break-even cambiario”: el tipo de cambio a partir del cual la inversión deja de ser rentable.

Tomemos el caso del T13F6, que vence en febrero de 2026:

  • Con una inversión de $1.000.000 al MEP actual ($1.191), se adquieren aproximadamente u$s839,80 en valor de bono.
  • Si al vencimiento (13/2/26) el dólar MEP está en $1.050, el retorno en dólares sería del 44,5%: se obtendrían u$s1.212, es decir, una ganancia de u$s373.
  • Con un dólar MEP de $1.300, el retorno cae al 10,9%, generando u$s84 de ganancia.
  • Si el MEP escala a $1.500, la ganancia se reduce a 3,6% y se obtendrían u$s690, o sea, una pérdida neta respecto al valor inicial.

Esto implica que el punto de equilibrio cambiario se ubica en torno a los $1.460–1.470. Por encima de ese valor, el carry deja de ser rentable.

Bonos como el S29Y6 o el T30J6, también con vencimiento en 2026, muestran comportamientos similares. Por ejemplo, el S29Y6 ofrece 72,7% de ganancia en dólares si el MEP se mantiene en $1.000, y sigue entregando 24,3% si sube a $1.300. Son, por tanto, ideales para inversores con algo más de tolerancia al plazo (y al riesgo).

En cambio, papeles como el S18J5, que vence el 18 de junio de este año, son mucho más sensibles: ya con un dólar en $1.250 empiezan a arrojar rendimientos negativos en dólares, lo que los vuelve poco atractivos en términos de rentabilidad, pero interesantes en nivel de riesgo.

Julio y agosto, meses más complicados para el carry trade

El éxito del carry depende de que el tipo de cambio no se dispare. Y si bien el Gobierno ha logrado una relativa calma, esa estabilidad no es gratis. En abril, el BCRA tuvo que intervenir en el mercado vendiendo más de u$s1.400 millones, el mayor nivel desde octubre de 2023.

A esto se suma que los mercados ya observan con cautela la creciente masa de pasivos remunerados en pesos: LECAPs, BONCAPs y otras letras que capitalizan intereses. Estos instrumentos, tal como señala Christian Buteler, postergan el impacto en caja, pero alimentan una bola de nieve cuasi fiscal que puede ser difícil de desarmar si no se estabiliza el frente cambiario.

En sus propias palabras: “A diferencia de los bonos tradicionales que pagan intereses periódicos, las LECAP, BONCAP, LEFI y PR17 acumulan los intereses al capital inicial, generando un efecto de interés compuesto que se paga en su totalidad al vencimiento. Este diseño permite al Tesoro evitar desembolsos inmediatos, lo que mejora el resultado fiscal —definido como ingresos menos gastos en base caja—en el corto plazo. Sin embargo, esta ventaja viene acompañada de un costo: los intereses acumulados incrementan exponencialmente la deuda”. 

Más allá de esto, junio aporta algo de alivio: es un mes de alta demanda estacional de pesos, por motivos fiscales y contables. Pero julio y agosto suelen ser meses de fuga hacia activos dolarizados, lo que obliga al inversor a ser quirúrgico en su timing.

Cómo hacer carry trade sin ser experto

El carry trade no es exclusivo de los brokers o de quienes operan bonos con curva de rendimientos y arbitrajes sofisticados. Hoy, cualquier persona con una billetera virtual puede replicar la estrategia, simplemente aprovechando las tasas en pesos y accediendo luego al dólar MEP.

Ualá: plazo fijo a 30 días

Ofrece una tasa nominal anual (TNA) del 34%, sin montos mínimos.

  • Inversión: $1.000.000
  • Rendimiento mensual: $27.945
  • Total, al final del mes: $1.027.945
  • Si el MEP sigue en $1.191, el monto equivale a u$s863,31 (ganancia de u$s23,51)
  • Break-even dólar final: $1.234

Si el MEP sube más allá de ese valor, la ganancia se evapora.

La otra alternativa es dejar el dinero en la cuenta remunerada rindiendo a, pero sabiendo que el límite es de $1.000.000.

Naranja X: “frascos” con liquidez segmentada

Permiten colocar fondos a plazos cortos con tasas crecientes:

  • 7 días → 31% TNA → $23.840/mes
  • 14 días → 32% TNA → $24.688/mes
  • 28 días → 33% TNA → $25.650/mes

La otra alternativa es dejar el dinero en la cuenta remunerada rindiendo al 31%, pero sabiendo que el límite es de $800.000.

En todos los casos, si el dólar MEP no sube más de un 3,5%, la estrategia sigue rindiendo en dólares, sin necesidad de operar bonos ni tener conocimientos específicos de mercado.

¿Conviene o no seguir en pesos?

El escenario actual ofrece una respuesta mixta: sí conviene, pero con más precaución que antes. El carry trade sigue funcionando, pero ya no con los niveles de tasas reales elevadas como a inicios de abril. El contexto macro aún sostiene la estrategia, pero el colchón de cobertura se achica.

Los bonos con vencimiento en 2026 permiten tolerar un dólar MEP de hasta $1.450 sin perder dinero, mientras que las herramientas de corto plazo de las fintech permiten microcarry con tasas modestas pero rápidas. En todos los casos, el tipo de cambio es el límite.

Un caso extremo (y arriesgado) dentro de la curva es el del T15E7, con vencimiento en enero de 2027. Este bono ofrece un rendimiento en dólares de hasta 97,2% si el tipo de cambio MEP al momento de salida es de $900. Aun con un dólar financiero en $1.500, el retorno sigue siendo positivo en 18,3%, lo que lo convierte en el título con mayor tolerancia a una devaluación. El punto de equilibrio cambiario (break-even se estima por encima de los $1.600.

Ahora bien, los precios de los contratos de dólar futuro muestran una expectativa mucho más exigente que la contemplada en los escenarios optimistas del carry trade. Para marzo de 2026, los operadores de la City se están cubriendo en torno a los $1.485 por dólar, de acuerdo al mercado de futuros A3 (ex MAE). Esa cifra coincide con los niveles de break-even de bonos como el T13F6 o el T15E7, y funciona como una señal de alerta.

Si el mercado está dispuesto a pagar primas por cobertura cambiaria en esos valores, es porque la percepción de riesgo de devaluación sigue latente.

El peso todavía puede rendir

El carry trade en pesos sigue generando oportunidades atractivas, tanto para el inversor institucional como para el minorista. Con $1.000.000, se puede ganar entre u$s20 y u$s50 por mes, si el tipo de cambio no se mueve violentamente. Pero si el dólar financiero salta 10% o más en pocas ruedas, la ganancia desaparece.

Por eso, y la alta estacionalidad del peso en el mes de junio, la clave está en:

  • Elegir bonos con vencimientos cortos (nada más allá de julio)
  • Usar fintechs si se busca liquidez y simpleza
  • Tener un horizonte claro de salida
  • Estar atentos a las señales del BCRA y del mercado paralelo

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Ensuciando únicamente una taza y con solo cinco ingredientes podemos preparar este postre de coco, en sólo dos minutos utilizando el microondas, que nos recomienda la nutricionista Rosario Montaldo, en su cuenta de Instagram.

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Para prepararlo necesitamos: un huevo, 5 cucharadas de leche o bebida vegetal  sin azúcar en su reemplazo, 6 cucharadas de coco rallado, dos cucharadas de queso fresco batido o queso crema, y endulzante a gusto, así como si deseamos extracto de vainilla o ralladura de limón o naranja para saborizar.

Sólo tenemos que mezclar todos los ingredientes a la perfección en una taza y llevar al microondas durante un par de minutos aproximadamente, o bien, cocinar en molde apto en la freidora de aire durante 20 minutos a 180ºC.

Retiramos, desmoldamos, y podemos servir con mantequilla de cacahuete sin azúcar o con fruta frescas de nuestro agrado.

Este postre de coco que se elabora únicamente ensuciando una taza y en sólo dos minutos si usamos el microondas, resulta una alternativa perfecta para obtener proteínas de calidad con bajo aporte de hidratos y calmar la tentación de forma sana y deliciosa.

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Imagen | @rosariomontaldo

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La noticia Una nutricionista nos da la receta perfecta de postre bajo en hidratos y rico en proteínas, para preparar en 2 minutos fue publicada originalmente en Vitónica por Gabriela Gottau .

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