Ante un mundo que evoluciona a gran velocidad gracias a la aparición de Internet, el desarrollo de plataformas digitales y el surgimiento de la inteligencia artificial, es vital tomarnos un momento para reflexionar sobre cómo esta transformación tecnológica ha revolucionado la prevención y el tratamiento de enfermedades en la Argentina.
Desde nuevos instrumentos en los quirófanos hasta una evolución en los equipos para la detección temprana de síntomas, tanto médicos como pacientes podemos encontrar en estos avances valiosos aliados para el cuidado de nuestra salud.
Si centramos nuestra atención en la salud cardiovascular, gracias a estos avances contamos hoy con estudios de diagnóstico no invasivos como ecocardiografías y resonancias magnéticas que permiten detectar enfermedades en fases iniciales, incluso antes de que aparezcan los síntomas.
Este progreso no solo mejora la precisión del diagnóstico, sino que también posibilita tratamientos personalizados que mejoran los resultados a largo plazo. Menos preocupaciones infundadas y un uso más eficiente de los recursos del sistema de salud son solo algunos de los beneficios que se derivan de estas innovaciones.
Además, es importante considerar cómo estas tecnologías no se limitan únicamente a los consultorios y hospitales, sino que también han comenzado a integrarse en nuestra vida cotidiana. Muchas personas ignoran que sus teléfonos móviles inteligentes y “smartwatches” pueden ser herramientas valiosas para monitorear su salud cardiovascular.
Un simple conteo de pasos, por ejemplo, puede ser el principio del camino hacia un estilo de vida más saludable; se ha demostrado que a partir de los 4.000-5.000 pasos diarios ya se reduce significativamente el riesgo cardiovascular.
Tecnología aplicada al sistema cardiovascular
Pero el uso de la tecnología en el monitoreo de la salud no termina ahí. Otras funcionalidades más avanzadas disponibles para celulares, como los medidores de frecuencia cardíaca, la detección automática de arritmias y la saturación de oxígeno, también pueden ofrecer información vital sobre el estado de salud cardiovascular de una persona.
Desde luego, esto no sustituye el papel fundamental de los médicos ni su experiencia. El uso de estos dispositivos y sus características permite un monitoreo diario, donde una variación leve no debe considerarse una señal de alarma sino más bien un motivo para consultar a un profesional, quien será el encargado de evaluar si existe alguna patología que requiera tratamiento.
La inteligencia artificial (IA) también promete transformar el panorama del diagnóstico cardiovascular. Si bien aún está en sus primeras etapas, su capacidad para analizar imágenes y datos de manera rápida y precisa podría revolucionar la forma en que manejamos las enfermedades del corazón.
Por ejemplo, algoritmos avanzados pueden procesar datos clínicos y de imágenes en cuestión de minutos, permitiendo identificar problemas que antes podrían haber pasado desapercibidos. Este enfoque no solo ahorra tiempo, sino que también mejora la calidad de la atención médica al facilitar diagnósticos más precisos y rápidos.
Sin embargo, a pesar de estos avances prometedores, es fundamental reconocer que la tecnología por sí sola no resolverá todos los problemas de salud. Para que estos avances se traduzcan en una mejora tangible en la calidad de vida de los argentinos, necesitamos educar y motivar a la población a aprovechar estas herramientas.
La tecnología está aquí para ayudar, pero solo si decidimos aprender a usarla a nuestro favor. Es esencial que tanto los profesionales de la salud como los pacientes reciban la capacitación adecuada para interpretar correctamente los datos que proporcionan estas herramientas y tomar decisiones informadas.
En conclusión, el futuro de la salud cardiovascular es prometedor y está lleno de oportunidades. A medida que continuamos integrando la tecnología en nuestra vida diaria, es esencial que adoptemos un enfoque proactivo hacia nuestra salud.
Aprender a utilizar estas herramientas y fomentar una cultura de prevención y cuidado es el primer paso para asegurar que los avances tecnológicos se traduzcan en un bienestar real y sostenible para todos.
(*) Director del Departamento de Posgrado de la Universidad del Hospital Italiano de Buenos Aires, médico especialista en cardiología y jefe de la sección de Imágenes del Servicio de Cardiología del Hospital Italiano de Buenos Aires.