El pastel de cumpleaños no solo es un clásico de cada celebración sino que también forma parte de muchos momentos inolvidables de nuestra vida. No es casualidad que cada año tengamos un pastel en nuestra mesa, sino que forma parte de una tradición muy ancestral que a continuación te cuento.
Origen de la tradición del pastel de cumpleaños
Esta es una tradición que data desde antes de Cristo, pero muchos historiadores señalan que esta es una práctica adoptada de hace más de 5000 años de antigüedad, en las culturas de los sumerios, egipcios, persas, babilonios, griegos, romanos.
En el caso de Egipto, los faraones acostumbraban a organizar fiestas donde celebraban todos los años el nacimiento de algún miembro de la realeza, al parecer las fiestas de cumpleaños no se realizaban entre las clases bajas y las mujeres, aunque se dice que hay constancia de celebraciones de cumpleaños de Cleopatra II.
La razón por la que soplamos las velas en nuestro cumpleaños/ Foto: Ami Suhzu (Pexels)
Lo mismo sucedía en Grecia, donde solo los hombres ricos eran los que celebraban su cumpleaños. Ellos creían que las personas tenían un espíritu protector que los acompañaba el día de su nacimiento para luego cuidarlos el resto de sus días. Así mismo, este espíritu poseía una relación directa con el dios que gobernaba el día del nacimiento. Estas costumbres tenían un toque de superstición.
Según el escritor ateniense Filócoro, los adoradores de Artemisa, diosa de la noche, de la luna y los animales, celebraban el nacimiento de la diosa el sexto día de cada mes, en la que preparaban una torta a base de harina y miel y estaba adornado con velas encendidas que representaban la luz y el brillo que la luna irradia, enviando el mensaje particular de que Artemis era la luna que emanaba luz y brillo a la tierra.
Significado de las velitas del pastel de cumpleaños
En la actualidad, colocamos velitas por cada año cumplido. Sin embargo, en la antigüedad, las personas creían que los espíritus malignos visitaban al festejado en su cumpleaños, por lo que encontraban necesario iluminar el pastel con fuego para protegerlo de cualquier mal. También creían que, al apagar la llama, el humo resultante subía al cielo, llevando las plegarias del cumpleañero a los dioses. Por eso, antes de soplar las velas, era necesario pedir un deseo.
Otra teoría sobre las velitas se remonta a Alemania del siglo XVIII, en ese entonces era común una celebración llamada ‘Kinderfest’, un homenaje para un niño en el que se usaban dos velas: una que simbolizaba la luz de su vida y otra que representaba los años venideros.
El pastel de cumpleaños ha simbolizado por miles de años un momento especial/ Foto: Ivan Samkov (PEXELS)
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Las llamas de estas velas debían estar encendidas durante todo el día y eran reemplazadas cuando se consumían. Al final de la jornada, se apagaban de un soplido. Se creía que el humo que despedían al apagarse ayudaba a trasladar a Dios el deseo que todos tenemos derecho a pedir por nuestro cumpleaños.
En Grecia se le ofrecían dulces redondos a Artemisa con velas sobre ellos. Estos, representaban el ciclo lunar completo y el fuego de las velas se apagaban de un soplido para que el humo llegase a la divinidad, transportando los deseos mortales.
