Desde temprano un conjunto de mujeres mayores salen a vender pasta fresca en una calle de Italia, con el objetivo de preservar el arte de la elaboración de este ingredientes que es parte indispensable de la gastronomía italiana.
En años recientes, las redes sociales han visibilizado el trabajo de estas abuelas, que desde muy temprano sacan sus herramientas en la calle del Arco Basso, en Bari, Italia para comenzar con la preparación de orecchiette, la pasta con forma de pequeña oreja con mil años de historia.
Visitantes y locales pueden observar el arte de estas señoras a la hora de preparar la pasta fresca. El espectáculo comienza cuando sacan a la calle las mesas y la spianatoia, como se le dice en italiano a las tablas de madera para empastar.
Comienzan haciendo un pequeño volcán con un puñado de sémola, añaden a chorros el agua templada y lo mezclan con toda la fuerza de sus brazos, hasta que la mezcla se convierte en una bola de masa amarilla.
Antes de leer y escribir ya sabían preparar pasta fresca
A través de los videos compartidos en TikTok e Instagram observamos el trabajo manual que hace cada una de las abuelas. De pronto la mesa comienza a iluminarse de las tonalidades diferentes de cada una de las pastas.
El amarillo, verde, rojo, marrón comienzan a darle vida a esta calle italiana. Las clásicas amarillentas obtienen su color por la sémola, el marrón de la sémola integral; verdes y rojas, de espinacas y tomate, respectivamente.
La pasta se encuentra en tres formas: pequeña, grande llamada strascinata, que en el dialecto de Bari significa “arrastrada”, y gigantesca, el famoso orecchione.
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Angela Lastella de 68 años recuerda que antes de leer y escribir aprendió a preparar pasta fresca. “Me enseñó mi abuela cuando tenía cinco años. Antes de ir al cole tenía que ayudarla a colocar las tablas y preparar la masa”, se lee en el artículo Las guardianas de la pasta de Bari: una vida de sacrificios para mantener viva la tradición del medio El País.
Por su parte, Rosa Lastella de 62 años relata que antes de comenzar a vender la pasta fresca, deja lista la comida y el quehacer en su hogar. “La comida la dejo hecha antes de empezar a vender la pasta, que a la una vuelven los hombres con hambre y tiene que estar todo listo”.
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Turistas buscan comprar pasta fresca
La pasta fresca de estas mujeres, se ha convertido en un clásico souvenir de la ciudad. Cientos de turistas llegan al callejón en busca de la pasta más fresca y llamativa. La periodista Clara Angela Brascia escribe que Nunzia Caputo de 65 años se ha vuelto tan popular en Internet gracias a sus orecchiette, que su casa está señalizada en Google Maps.
Nunzia abre su casa a quien quiera comer un plato de orecchiette recién hechas a la hora del almuerzo, por la noche la carta incluye también panzerotti, focaccia y otros platos típicos de la región.
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