

En la anteúltima rueda de la semana, el dólar oficial bajó $10 este jueves 23 de octubre y cerró a $1.505, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa cayó 0,7% a $1.479.
En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1.551 (-3,8%), y el MEP se ubica a $1.533 (-3,7%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia con un retroceso de $25, a $1.525.
En el mercado señalaron que se habría observado nuevamente intervención del Tesoro de Estados Unidos, luego de que el miércoles vendiera -mediante dos importantes bancos internacionales- unos u$s450 millones.
En el segmento de contado se operaron unos u$s677,1 millones, unos u$s100 millones o 14% menos que en la rueda anterior, aunque igualmente un monto elevado para esta época del año.
“Con solo una rueda por delante para terminar esta semana, el tipo de cambio mayorista acumula un alza de 29 pesos, muy cerca de los 30 pesos de aumento registrado en la semana anterior”, consignó Gustavo Quintana, agente de PR Corredores de Cambio.
“A diferencia de los últimos días, aparecieron ofertas en distintos momentos, lo que aportó cierto alivio a la demanda y permitió un desarrollo más equilibrado del mercado. Durante gran parte de la jornada, la cotización se mantuvo operando entre $1.483 y $1.490, con movimientos en ambos sentidos y sin concentrarse casi todas las operaciones en la zona del techo de la banda como venía ocurriendo”, explicó Nicolás Merino, operador de ABC Mercado de Cambios.
“Hacia el tramo final, se habrían registrado más ventas del Tesoro norteamericano que le operaron a buena parte de las posturas compradoras, lo que llevó al tipo de cambio a retroceder sobre el cierre y finalizar en $1.479, marcando una baja de $10 respecto del día anterior”, acotó Merino.
Máxima tensión con el dólar, en la semana previa a las elecciones
El dólar entra en días bisagra. El mercado argentino llega a la recta final de un ciclo electoral con señales mixtas y con un denominador común: todos los precios que hoy se negocian —desde los futuros hasta las tasas y las letras en pesos— están contando una historia sobre el dólar de mañana. Para la cobertura cambiaria de corto plazo, el tablero luce relativamente ordenado; para los plazos más largos, la dispersión crece y aparecen señales de que el tipo de cambio real podría requerir un ajuste más adelante. En paralelo, el sistema financiero convive con una volatilidad de tasas que condiciona la liquidez, y con la expectativa de un giro monetario que reabra, de manera acotada, la “canilla” por la vía de la acumulación de reservas.
En el frente táctico, el mercado viene operando con la contención de la banda cambiaria como referencia de corto plazo, algo que se refleja con nitidez en los contratos de futuros inmediatos y en la forma de cubrir riesgos con instrumentos de tasa fija. Hacia más adelante, en cambio, las cotizaciones se vuelven más sensibles a los escenarios políticos y a las necesidades de financiamiento, lo que obliga a gestionar la cartera con una combinación de cobertura selectiva y disciplina en los vencimientos.
A esto se suma un rasgo menos visible, pero clave: el dinero es escaso y caro. Las tasas cortas han evidenciado saltos intermitentes y, cuando superan a los tramos largos, forzan posicionamientos hiper cortos que reducen el flujo hacia plazos fijos y hacia la deuda del Tesoro. Esa dinámica, a su vez, alimenta la demanda precautoria y refuerza la idea de que cualquier movimiento del tipo de cambio, por mínimo que sea, puede amplificarse en días de menor liquidez sistémica.
En este contexto, el mercado lee con especial atención los “puntos de indiferencia”: esos precios teóricos en los que es equivalente comprar dólares hoy o invertir en pesos a tasa fija y dolarizarse al vencimiento. Es allí donde se ve con mayor claridad qué espera la City del dólar que viene, y dónde están las oportunidades para capturar rendimiento sin abrir flancos innecesarios.
Dólar hoy: qué dicen los precios de corto plazo
Desde Mega QM señalaron que el andamiaje de expectativas se apoya en cuatro variables que ordenan la dinámica de los activos: tipo de cambio, tasa de interés, inflación y brecha cambiaria. La clave, explicaron, es mirar no solo el precio de hoy, sino lo que descuentan los instrumentos con vencimientos más largos, porque ahí se filtra la probabilidad de los escenarios.
Para Mega QM, el primer termómetro está en los futuros. El contrato Rofex octubre 2025 opera en torno a $1.440, por debajo del techo proyectado de la banda cambiaria. Sin embargo, advirtieron que a partir de noviembre las posiciones ya se pactan por encima de ese techo, y que esa diferencia se profundizó con la suba reciente de tasas. Es una forma de decir que el mercado percibe contención cercana, pero asigna más riesgo conforme se estira el horizonte.
Los especialistas del bróker detallaron que, si el foco se pone en los cierres trimestrales, el salto en la prima por riesgo se vuelve más visible recién hacia marzo y junio de 2026. En diciembre la lectura es todavía acotada, pero el tramo largo exhibe valores más dispersos frente a la banda, en parte por la mayor incidencia de la tasa de interés y por la incertidumbre política que aún resta despejar.
En síntesis, los expertos de la sociedad de bolsa explicaron que el mercado ofrece alternativas para coberturas alineadas con el techo de la banda en el corto plazo. Para quien pretenda blindar un período más extenso —casi nueve meses—, el precio sube y se vuelve más atractivo cerrar posiciones con enfoque de seguro, especialmente en el tramo que incluye mayo.
Futuros, Lecaps y sintéticos: dónde está el punto de indiferencia
Para Mega QM, la segunda referencia clave son las Lecaps. Tomando el rendimiento de estas letras y aplicándolo sobre el tipo de cambio actual, se puede derivar un dólar teórico al vencimiento: el punto de indiferencia en el que da lo mismo dolarizarse hoy o invertir en pesos a tasa fija y dolarizarse al final. Ese cálculo supone que los dólares “cash” se estacionan en un money market al 2% anual, lo que permite comparar manzanas con manzanas.
Los analistas apuntaron que, bajo esa metodología, las Lecaps están ofreciendo rendimientos muy por encima de los contratos de futuros equivalentes. El matiz es relevante: el futuro otorga cobertura “pura”, mientras que la letra de tasa fija exige gestión de riesgo. Precisamente por eso, los especialistas del bróker detallaron que la ventana más eficiente aparece en el armado de sintéticos (tasa fija en pesos + compra de futuros), combinando el carry de la letra con el seguro del derivado.
Desde la mesa de análisis expusieron que esta relación riesgo/retorno luce especialmente interesante cuando se persiguen vencimientos intermedios, donde el mercado aún no pricea un salto brusco del tipo de cambio, pero sí premia generosamente el plazo por la tasa. En esos puntos de la curva, el spread entre lo que “paga” la letra y lo que “exige” el futuro permite construir posiciones con upside en pesos y cobertura cambiaria a la vez.
Para Mega QM, esta arquitectura del mercado implica un mensaje práctico: optimizar la cobertura no es solo “comprar futuro”, sino calibrar con letras el mejor balance entre costo, tasa y horizonte. En la coyuntura, subrayaron, ese balance favorece a quienes se animan a capturar rendimiento en pesos sin renunciar al paraguas cambiario.
Remonetización y emisión acotada: el nuevo marco monetario
Desde GMA Capital señalaron que las recientes definiciones de la autoridad monetaria marcaron un punto de inflexión: la fase de limpieza del excedente monetario habría concluido, con agregados en mínimos históricos. La base monetaria ronda el 5% del PBI y el M2 privado el 8,3%, por debajo de los promedios de 2016-2019 sin cepo (7,7% y 11,4%, respectivamente). El dinero, en suma, luce escaso y caro.
Según sus expertos, el giro comienza ahora: remonetizar la economía a través de la compra de reservas. Se trata de reabrir la emisión, pero por un motivo “sano”: fortalecer el activo externo del balance del Banco Central. Hoy, las reservas netas rondan los USD 5.300 millones y su acumulación sería la fuente principal de expansión de pesos.
Los expertos de la sociedad de bolsa explicaron que el canal fiscal permanece cerrado desde diciembre de 2023: no hay emisión para financiar déficit. Además, cualquier otra vía de creación monetaria está limitada a $20 billones en 2025, en línea con los compromisos asumidos con el FMI. El mensaje es disciplinario: remonetización sí, pero con tope y en función de la capacidad de sumar divisas.
Sus analistas apuntaron que esta normalización es la señal que el mercado de pesos esperaba, porque alinea incentivos: las tasas pueden bajar sin desanclar expectativas si la expansión viene respaldada por reservas; y la cobertura cambiaria deja de ser un “todo o nada” si el flujo de divisas acompaña. La política seguirá siendo el catalizador que determine la velocidad.





