En el cine, una mordida nunca es solo una mordida. Un cuarto de libra no es solo una hamburguesa, es una invitación incómoda al caos. La comida en las películas no solo alimenta a los personajes, también a la historia.
En las películas de Quentin Tarantino la comida cumple un rol principal y muy simbólico. Lo que los personajes cocinan o comen solo revela su parte de su identidad.
El menú oculto en las películas de Quentin Tarantino
El poder narrativo de la comida en las películas
La comida en las películas es un recurso que ayuda a construir un contexto cultural y una atmósfera específica.
¿Quién no recuerda los gigantescos tazones humeantes de ramen en las películas de Miyazaki? o ¿la icónica escena de Ego devorando el ratatouille que preparó Remy?
Con acciones y sin necesidad de armar una profunda historia, Tarntino crea el contexto de muchos de sus personajes con ayuda de la comida/ Universal Studios
El cine se alimenta de emociones, y pocas cosas las despiertan tanto como la comida. Algo que tiene muy claro el cineasta estadounidense Quentin Tarantino.
Los platillos se tornan en un símbolo narrativo que llevado al lenguaje visual es una metáfora poderosa. Se convierten en elementos significativos para describir: poder, carencia, deseo o violencia.
Las escenas de comida son catalizadores de emociones y relaciones. Una oportunidad estética para generar sensaciones y convertir la comida en arte.
Ahora devoremos uno a uno, los 4 platillos más representativos del director de películas como Tiempos Violentos, Perros de Reserva y más.
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4 escenas gastronómicas en las películas de Quentin Tarantino
Big Kahuna Burger (Pulp Fiction)
Un ejemplo claro de ello, es como se utiliza en diversas de sus películas la comida como un recurso narrativo, comer una hamburguesa puede ser una muestra de dominio y agresión/ Miramax Films
Ninguna escena describe la crudeza y violencia de la filmografía de Quentin Tarantino como esta. En un momento de gran tensión, Jules y Vincent irrumpen el apartamento de unos jóvenes para recuperar el maletín.
Pero antes de acabar con uno de ellos, Jules roba grandes bocados de su hamburguesa. En términos narrativos y de simbolismo, este es un acto de dominación.
En control absoluto de la situación, Jules come con calma aquello que era de su víctima. Comer se vuelve una forma de intimidar. Hacer algo tan cotidiano en medio de una situación de vida o muerte rompe la tensión con humor negro.
Strudel de Manzana (Inglourious Basterds)
Una pequeña muestra que a veces los diálogos se quedan cortos para demostrar tensión. Son pequeñas acciones las que crean el caos/ Universal Studios
Toda aquella persona que haya visto Bastardos Sin Gloria podrá recordar claramente cuando el coronel Hans Landa ordena aquel delicioso strudel de manzana con crema.
Una escena emblemática y muy representativa para la película. Sin fondo, historia o pasado, esta escena nos deja muy en claro quién es el coronel Hans Landa.
Es una clara muestra de la tensión psicológica que amenaza a Shosanna, pues enfrente de ella tiene al asesino de su familia. El strudel de manzana simboliza un juego de poder, pues él ordena y dirige el ritmo de la conversación.
No solo controla la mesa y la escena, también la vida de Shosanna. Landa habla con gran cortesía, pero el espectador tiene claro que el peligro es inminente. Tarantino remarca que la violencia no siempre llega con gritos y golpes, también se sirve en un plato bonito.
Sushi (Kil Bill Vol. 1)
La comida en las películas de Tarantino también sirve como contextualización de la cultura y tradiciones de los personajes/ Miramax Films
Buscando al mítico Hattori Hanzo, herrero de espadas, “La Novia” lo encuentra en un pequeño restaurante. Aquel legendario personaje, ahora hace algo tan cotidiano y sencillo.
Es un hombre común que hace sushi. Amable y risueño le sirve sake en un entorno tranquilo. El sushi en esta escena no solo es comida, es un disfraz. Un escape del pasado violento, tan solo una fachada.
Pero en la cultura japonesa, la comida se comparte, antes de la discusión, el sushi es un acto de hospitalidad, una muestra de honor. Aquí se respetan los protocolos, se intercala la calma y la brutalidad.
Es un ritual de respeto y conexión con su cultura.
Sándwich (Kill Bill Vol.2)
Inclusive la comida puede servir como metáfora o simbolismo para dar a entender al espectador sin tener que decirlo/ Miramax Films
El esperado reencuentro entre “La Novia” y “Bill” ocurre curiosamente en un entorno cotidiano y familiar, algo que nadie esperaba. Aquí se ve a Bill (David Carradine) preparando un sándwich para su hija.
Pan de caja, queso, jamón, mortadela, mayonesa y un poco de mostaza. Una escena cargada de subtexto emocional, en donde el director desarma emocionalmente a nuestra protagonista y le presenta un gran reto.
“La Novia” dispuesta a acabar con Bill, se encuentra con una imagen de padre amoroso y familiar. Más allá de ser un “escudo” para Bill, es la humanización del antagonista para los espectadores.
Una actividad tan hogareña como hacer un sándwich es el equivalente a un “arma guardada en el cajón”, pues la tensión sigue, pero el ritmo no. Ver a Bill preparar un sándwich representa para Beatrix, la vida que perdió.
El preparar un sándwich para su hija, obliga a que los personajes dejen de lado la violencia, bajen las armas y enfrenten sus sentimientos con palabras.
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El cine es mucho más que solo imágenes, son simbolismos que se unen para dar claridad a lo que no se puede ver, oler, oír o tocar. La comida en este caso juega un papel relevante, pues es un factor de coincidencia humana.





