En plena calle Sinaloa, en la colonia Roma, entre el ruido del tráfico y el murmullo de los comensales, se esconde un pequeño puesto que está haciendo mucho ruido por méritos propios: Chalino Chino. No te dejes engañar por su tamaño discreto; este rinconcito callejero es un gigante en sabor, identidad y creatividad culinaria. Te cuento todo sobre este lugar.
Qué comer en Chalino Chino
La propuesta es clara desde la primera mordida: una cocina callejera sin prejuicios que mezcla lo mejor de dos mundos —el sazón sinaloense y los acentos del street food chino— en un menú breve, pero lleno de punch. Cada platillo está pensado para sorprender y, lo más importante, para antojar.
Nosotros empezamos con desfile es la pescadilla primavera, una suerte de taco dorado con alma de rollito primavera. El crujido es glorioso y el relleno, una mezcla armoniosa de pescado fresco y vegetales salteados al wok, sabe a kung fu en la playa: balanceado, aromático y con un final ligeramente especiado que despierta el apetito. Es el tipo de antojito que podría volverse viral con solo una mordida en cámara lenta.
Seguimos con los camarones katsu, que llegan a la mesa (o más bien a la banqueta) doraditos y perfectamente empanizados con panko. Acompañados de mayonesa Kewpie y salsa tonkatsu, tienen esa dualidad irresistible de crocante por fuera y jugoso por dentro. No es exagerado decir que estos camarones podrían competir en cualquier izakaya de Tokio… pero con sabor sinaloense, claro.
El menú no es extenso, pero cada elección es certera. Uno de los imperdibles absolutos es la tostada de atún con salsa chalina negra. Aquí el atún se presenta fresco y vibrante, sobre una base crocante, acompañado de pepino, cebolla morada y una salsita que es puro umami. Es un bocado limpio, elegante y profundamente sabroso, con una complejidad que sorprende para tratarse de comida callejera.
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El cierre dulce es tan inesperado como delicioso: helado de galleta de la fortuna, con base de vainilla, notas especiadas, miel de agave y un toque de sal de mar que lo eleva todo. Lo más divertido, claro, es que viene con su mensaje incluido. El mío decía “Vas a querer repetir”… y créanme, no miente.
Chalino Chino no es solo un puesto más en la jungla gastronómica de la ciudad. Es un manifiesto callejero que celebra la mezcla, la sazón y el atrevimiento. Es comida para comer con las manos, con risa y sin miedo. Vayan con hambre, vayan con amigos y prepárense para una experiencia que cruza fronteras en cada platillo.
¿Mexa o chino? No tienes que elegir. Aquí, los dos saben a gloria.
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