¿Las personas casadas realmente viven más tiempo? Esta pregunta ha generado curiosidad durante décadas y es objeto de investigación científica constante. Aunque pueda sonar anecdótico, diversas investigaciones han sugerido que sí existe una relación entre estar casado y tener una mayor esperanza de vida. ¿Cuáles son las razones detrás de este fenómeno?
Sí, quiero… vivir más

El que está bien tira del que está mal
Una de las principales explicaciones de la asociación entre el casamiento y la esperanza de vida radica en el apoyo emocional que proporciona una relación estable.
Tener a alguien cerca con quien compartir problemas, alegrías y preocupaciones genera bienestar psicológico, disminuye el estrés crónico y, como consecuencia, mejora la salud general. El estrés es un factor clave en enfermedades cardíacas y otros problemas de salud, por lo que reducirlo puede extender la esperanza de vida.
“Te estás dejando un poco”
Además, las parejas casadas tienden a cuidarse mutuamente. Esto implica desde fomentar hábitos saludables como una alimentación equilibrada y ejercicio regular, hasta asegurarse de acudir al médico cuando es necesario. La motivación de mantener buena salud no es solo individual, sino también pensando en la pareja, lo que lleva a un mayor compromiso con el bienestar personal.
La soledad mata
Por otro lado, las relaciones sociales que acompañan a las parejas casadas suelen ser más amplias y sólidas. Estas redes sociales más extensas son un factor importante para una vida saludable. El aislamiento social, en cambio, ha sido vinculado repetidamente con una mayor mortalidad y con la incidencia de enfermedades crónicas.
Doble sueldo
Además, los beneficios observados podrían estar influenciados por factores económicos. Generalmente, las parejas casadas cuentan con mayores recursos económicos combinados, lo que les permite acceder a mejores servicios de salud, tener menos estrés financiero y mayor estabilidad, aspectos que contribuyen directamente a una vida más larga y saludable.
Rutina más estable
Otro elemento a considerar es que las personas casadas suelen mantener una rutina más estable y predecible, lo cual es beneficioso para la salud física y mental. Una rutina constante ayuda a regular mejor el sueño, los hábitos alimenticios y el ejercicio físico, todos ellos factores determinantes en la longevidad.
¿Y los matrimonios a los que no les va tan bien?
No todas las relaciones de pareja son saludables. Estar en un matrimonio conflictivo o tóxico puede tener efectos completamente contrarios, aumentando significativamente el estrés y deteriorando la salud física y mental. La calidad de la relación es, por tanto, un factor fundamental para que se materialicen los beneficios mencionados.
Por tanto, aunque sí existen evidencias que apoyan la teoría de que las personas casadas viven más, el factor clave no es simplemente el matrimonio como institución, sino la calidad y estabilidad emocional que este puede brindar.
Es decir, el matrimonio saludable contribuye de manera significativa al bienestar general y puede ayudar a prolongar la vida, pero no es una garantía absoluta en sí mismo.
Referencias
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