En el mundo de las burbujas, hay dos variedades que reinan y gobiernan. Y lo vienen haciendo desde hace mucho, pero mucho tiempo. Estamos hablando de las cepas Pinot Noir y Chardonnay.
Desde la región de Champagne, estas variedades se consolidaron a nivel global como la referencia a la hora de elaborar burbujas. Y la Argentina no fue la excepción.
Claro que algunas bodegas han incursionado con uvas no tan tradicionales, como Sauvignon Blanc, Torrontés o Chenin Blanc, Bonarda y hasta de Cabernet Franc.
La pregunta, sin embargo, es por qué en el país que ha desarrollado una cepa emblemática como el Malbec, con carácter y sello propio, tan diferente a las características originales del Côt francés, y con un “inventario” de casi 47.000 hectáreas, nunca hubo un boom de burbujas con esta variedad como gran protagonista.
La respuesta, en parte, está en lo complejo que es encontrar el punto óptimo de cosecha del Malbec para elaborar burbujas y en todo el trabajo previo que requiere el viñedo para que la uva llegue en condiciones. Sucede que la calidad del espumoso es directamente proporcional al nivel de acidez natural. Y, en el caso del Malbec, el riesgo es que esa acidez esté acompañada de aromas herbáceos y amargos, propios de una cosecha anticipada.
“El punto de cosecha es crucial“, reflexiona Lorena Mulet, directora y enóloga de Bodega Cruzat, primera y única bodega argentina que produce burbujas únicamente bajo método champenoise y que está presentando un hito en el marco de su vendimia número 20: su primer espumoso de Malbec, Cruzat Single Vineyard Finca Las Peñas.
“Siempre habíamos tenido la idea, pero no es algo en lo que se pueda improvisar. Tuvimos que realizar un gran trabajo de investigación e hicimos al menos diez pruebas para dar con el producto al que apuntábamos”, agrega Lorena.
Bodega Cruzat lanzó su primer espumoso de Malbec
Cómo es el primer espumoso de Malbec de Cruzat
Se trata de un espumoso de partida ultra limitada (se produjeron apenas 1.600 botellas) que nació en un viñedo ubicado en La Consulta, al sur del Valle de Uco. “Ahí dimos con una finca con muchísima historia”, cuenta la enóloga.
Cosechan en la última semana de febrero, muy temprano respecto de la ventana de cosecha de la variedad para la elaboración de vinos tranquilos. Y con rendimientos muy bajos, que son entre un 45% a 50% menores al promedio.
En bodega, prensan muy pero muy suavemente. “Diría que casi no prensamos; apenas apretamos la uva, porque no queremos extraer los jugos cercanos a la pepita ni al hollejo”, detalla Lorena, quien agrega que, para ello, importaron una prensa de Francia a la que define como una “nave espacial”.
“Costó lo mismo que una finca, pero la realidad es que hoy podemos tener un espumoso de esta calidad porque tenemos esta prensa, que trabaja con extrema precisión“, recalca.
Lorena Mulet, enóloga de Bodega Cruzat
¿Qué propone este espumoso? Primero, se destacad por su color súper tenue y esto responde a que no hicieron maceración previa. “No quería el vino con soda”, explica Lorena, entre risas, quien agrega: “Buscaba algo más fino, por eso no tiene mucho color”. La fruta roja fresca domina en nariz, pero sin llegar a dar una sensación empalagosa. Complementa con notas propias de las levaduras, pero en un registro muy suti y poco previsible. En boca, la mouse se siente envolvente y gana presencia en boca gracias a sus 18 meses en contacto con las levaduras. Hay una rica acidez, que refleja todo el trabajo que hicieron en el viñedo para poder conservarla. Se siente balanceado y por su perfil es bien, bien gastronómico.
¿Su precio? Se lanzará en vinotecas con estuche a $32.000.